El 2 de este mes, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que enviará a la Guardia Nacional a Chicago para combatir la delincuencia. Acusó al gobierno local de rechazar la ayuda federal, lo que, según él, ha provocado que la situación de seguridad pública esté “fuera de control”.
Pocas horas antes, un juez federal del estado de California dictaminó que el despliegue de la Guardia Nacional y de los Marines en la zona de Los Ángeles en junio de este año, ordenado por Trump para participar en tareas de seguridad, fue ilegal.